María Santos Hernández, de 64 años y originaria de Santiago, municipio de Santa Ana, La Paz, nunca fue a la Universidad, tampoco recibió seminarios, pero le ha tocado asistir a muchos partos, entre ellos, uno de gemelos que recuerda de manera especial. Cuando le tocaron su puerta no dudó en ayudar, al llegar al sitio uno de los niños había nacido, doña María, es parte del ejército de mujeres que cumplen con ese papel transcendental en las zonas rurales de Honduras.