Más de 416 mil mujeres están en alto riesgo porque no pueden tener servicios de salud esenciales debido a la emergencia.
El huracán ETA se transformó en una depresión tropical y ha dejado estragos y devastación a su paso por Honduras. Las lluvias provocaron desbordes de ríos, inundaciones, deslizamientos de tierra, destrucción de hábitats y medios de vida, dejando más de 360 mil personas afectadas en todo el país. 9 de los 18 departamentos se han visto afectados, lo que pone en riesgo de perder la salud de 3.3 millones de mujeres y sus hijos.
La situación muestra que el huracán ETA y la pandemia de COVID 19 afectaron a hombres y mujeres de manera diferente y han provocado un aumento de las desigualdades y la discriminación contra mujeres, adolescentes y niñas.
En todo el mundo, las mujeres son en general más vulnerables, ya que son las principales proveedoras de alimentos, agua y combustible para sus familias y comunidades. Más dependientes de los recursos para su sustento y más atadas a sus hogares que los hombres, las mujeres tienen una movilidad física y económica limitada durante los desastres. Y, si bien los hombres tienen más probabilidades de sobrevivir durante las evacuaciones e inundaciones, mientras que las mujeres cuidan a los niños y ancianos, las probabilidades no están a favor de las mujeres.
Gabriela del barrio Las Brisas de Francisco Morazán, se encuentra en un albergue con sus siete hijos. “Es la segunda vez que pierdo mi casa por las inundaciones y es muy difícil para mí, además de mantener a 7 hijos como madre soltera, hacer frente a esta doble tragedia”.
En el departamento de Cortés, uno de los más afectados por el huracán ETA, la mayoría de sus establecimientos de salud están cerrados por múltiples motivos, entre ellos; daños a la infraestructura, personal sanitario dañado y vías de acceso bloqueadas.
Jason Erazo, del proyecto Salvar vidas del UNFPA, dice que situaciones como estas impiden que las mujeres accedan a los servicios de salud esenciales, que siempre han sido importantes, pero ahora son urgentes.
Desde antes del huracán ETA, durante la pandemia de COVID 19, el UNFPA ha brindado protección personal a casi 7.000 personas, que trabajan en la atención de salud de primera línea, ya 15.000 mujeres embarazadas y adolescentes en los municipios más afectados.
El UNFPA unirá los esfuerzos de respuesta y recuperación para la continuación de los servicios de salud sexual y reproductiva, así como la prevención y la atención de la VBG después del huracán ETA y en el contexto de la pandemia de COVID 19.